
Vol. 71 AGRONOMÍA TROPICAL 2021
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INTRODUCCIÓN
El desarrollo sustentable se fundamenta en prin-
cipios éticos, como el respeto y armonía con la
naturaleza, valores políticos, como la democracia
participativa y equidad social; y normas morales,
como la racionalidad ambiental (FMAM 2000). Al
ser sustentable, se considera igualitario, descen-
tralizado y autogestionario, capaz de satisfacer las
necesidades básicas de la población, respetando la
diversidad cultural y mejorando la calidad de vida
(Cedeño y Vélez 2006, Martínez 2009). El concepto
de sustentabilidad es complejo en sí mismo, porque
implica cumplir, simultáneamente, con varios obje-
tivos, tanto productivos, ecológicos o ambientales,
sociales, culturales, económicas y temporales, con
un necesario abordaje multidisciplinario (Sarandón
y Flores 2009, Toro et al. 2010).
Para conformar el desarrollo sustentable de una
región, localidad o zona en particular, es necesario,
entre otras cosas, conocer las técnicas de producción
alimentaria, que ayuden a satisfacer sus necesidades
alimenticias, y hagan uso eciente de los recursos
naturales. Al respecto, se han realizado esfuerzos
por emplear prácticas agrícolas que tengan como
principio generar el menor daño ambiental posible,
y que sean ecológicamente adecuadas, con la na-
lidad de lograr una mayor productividad en sus
agroecosistemas.
Con respecto a la agricultura, la sustentabilidad se
ha perfilado como un modelo de crecimiento del
sector, con enfoque en los ingresos y la preserva-
ción del capital ecológico, bajo una tarea, que en
ocasiones se presenta bastante compleja al abarcar
en forma simultánea e interdependiente factores
como equidad, competitividad, preservación de los
recursos naturales y ambiente (Alfaro 2011). Al reco-
nocerse la necesidad de una agricultura distinta al
modelo predominante hasta el momento, implíci-
tamente se reconoce que el modelo de “agricultura
industrializado” no es sustentable (Muner 2011).
Enmarcada en este contexto, la agroecología, enfoca
su trabajo en la aplicación de los principios ecoló-
gicos y sociales, al diseño y la gestión de los sistemas
alimentarios y agrícolas. Su objetivo es optimizar
las interacciones entre las plantas, los animales, los
seres humanos y el ambiente, teniendo en cuenta,
al mismo tiempo, los aspectos sociales que deben
abordarse para lograr un sistema alimentario justo
y sustentable, y asumiendo procesos territoriales
que parten desde la base, lo que favorece soluciones
contextualizadas a problemas locales (FAO 2018,
Guadiana 2020).
Dentro de ese contexto, es importante denir cuales
son los sistemas de producción en diferentes locali-
dades, entendiendo que este representa el conjunto
de actividades que los seres humanos, en este caso
la familia campesina, organiza, dirige y realiza, de
acuerdo a sus objetivos, cultura y recursos, utili-
zando prácticas de acuerdo a su medio ambiente
físico (Leal 2007). Algunos investigadores reeren el
uso del término nca para referirse a un sistema de
producción agrícola. (Castillo y Cabrera 2001, Ilbay
2011).
Por otro lado, Báez (2005) señala que el sistema de
producción campesino, o sistema agropecuario,
es la forma en que el productor organiza la utiliza-
ción de sus recursos, en función de sus objetivos y
necesidades, condicionado por factores externos de
carácter socioeconómico y ecológico. Se ha seña-
lado que el productor y su familia, el predio y los
medios de producción para trabajarlo, constituyen
los componentes básicos o subsistemas de cualquier
sistema de producción (Báez 2005, Piedra 2012).
La sustentabilidad de sistemas agrícolas ha sido
estudiada por diversos autores; al respecto, Peralta
(2010) efectuó un somero análisis sobre este tema,
indicando que el diagnóstico de sistemas agrícolas
es un conjunto de procedimientos para describir y
analizar dichos sistemas, identicar sus limitaciones,
así como las causas de éstas y las potencialidades o
posibles soluciones para mejorar su funcionamiento,
en un orden de prioridad.
Según López-Ridaura et al. (2001), el proyecto MESMIS
fue un esfuerzo interdisciplinario y multi-institucional
liderado por GIRA (Grupo Interdisciplinario para
Tecnología Rural Apropiada), una ONG local con sede
en México Occidental. El proyecto se originó en 1994,
teniendo como objetivos: a) el desarrollo de un marco
referencial para evaluar la sostenibilidad de sistemas
alternativos de manejo de recursos naturales; b) la
aplicación del marco en diferentes estudios de casos;
c) la capacitación de individuos e instituciones inte-
resadas en el tema; y d) la generación y difusión de
materiales para facilitar la aplicación del marco.